Una locura: Bad Bunny cambió su millonario Bugatti por un Corolla 2003

Los traperos tienen la particularidad de exhibir sus grandes riquezas, sus extremas fortunas y sus bienes más preciados sin ningún tipo de decoro. Sin embargo, Bad Bunny volvió a dar qué hablar.

Es que se sabe que el cantante de “Yo Perreo Sola”, que tiene una de las fortunas más grandes en su cuenta bancaria (casi 7 millones de euros), es muy humilde y no gusta de las excentricidades aunque en sus videos muestre lo contrario.

Pero esto no quiere decir que Bad Bunny no use ropa, ni autos ni joyas caras. De hecho, su última adquisición es un el Bugatti Chiron Sport 110 Ans. De este modelo sólo se fabricaron 20 en el mundo y de uno de ellos es dueño el trapero de Puerto Rico.

Sin embargo, el cantante confesó en una entrevista que no sabía qué hacer con semejante auto: “De corazón, no sé qué hacer con el cabr** carro, porque lo traje para Puerto Rico y era un papelón guiarlo”, contó angustiado. 

Bad Bunny intentó pero no pudo estar tranquilo con su auto en Norteamérica según él mismo confesó: “Ahora lo tengo en Estados Unidos, aquí no lo podía tener un minuto más porque sabían que era yo. Ahora qué sé yo, que lo laven.” Y agregó:

Yo me monto en un Corolla del 2003 y estoy feliz por ahí, caminando.

¡No se digas más! Él volvió a sus orígenes, al auto que manejaba antes de ser Bad Bunny que efectivamente es un Corolla del 2003, un auto que no es nada barato pero con el que puede recorrer las calles sin que los fanáticos lo asedien. De hecho, en el último video del trapero “Yonaguni” se vio perfectamente su querido auto de marca japonesa que le vino como anillo al dedo, porque la estética de la canción tiene que ver con Japón. Al final de la canción Bad Bunny ¡canta en japonés!

La última canción de Bad Bunny 

Aunque el portorriqueño viene anunciando que se viene el fin de su carrera como cantante, no puede dejar de hacer hitazos. Su última canción “Yonaguni” es un nuevo concepto en la escena latina del trap y evoca a un amor que está del otro lado del mundo en una isla japonesa paradisíaca en la que hay una espectacular escultura a 25 metros de profundidad del mar. ¡Realmente increíble!