BELLEZA

Inositol: cuáles son sus beneficios para el pelo

A continuación te presentamos algunos de sus características.
sábado, 24 de julio de 2021 · 11:06

El pelo es sin dudas una de las partes del cuerpo humano que más hay que cuidar debido a los cambios de clima. A continuación te presentaremos el inositol que ayuda a mejorar la calidad del mismo. 

El inositol es un nutriente que surge en el cuerpo a partir de la glucosa y forma parte de las vitaminas del grupo B junto a la colina, biotina y está en altas concentraciones en la lisina, una sustancia que no puede faltar en el hígado para que pueda realizar grasas lo que evita la hipercolesterolemia y la formación del hígado graso.

Inositol: beneficios. 

¿Cómo es el funcionamiento?

Las células nerviosas necesitan el nutriente para tener buenas condiciones: ayuda a la nutrición de las células cerebrales y es importante para la adecuada conducción de los impulsos nerviosos; junto con la colina es imprescindible para la formación de neurotransmisores.

El básico para bajar el colesterol para evitar el endurecimiento de las arterias, y para el buen estado de la piel.  Por otro lado, incrementa la pigmentación y el crecimiento del pelo. El uso de bebidas con cafeína, fármacos, alcohol y alimentos procesados, así como ciertas enfermedades como la diabetes puede generar una deficiencia de inositol.

Alimentos que contienen inositol.

Beneficios:

  • Regula el sistema nervioso.
  • Mejora la función del hígado.
  • Equilibra el sistema hormonal y mejora la fertilidad.
  • Favorece el movimiento intestinal.

El inositol se vende en cápsulas unitarias o bien como ingrediente de complejos terapéuticos o fórmulas multivitamínicas. Para la suplementación es mejor hablar con un especialista.

Inositol en aceite. 

¿En qué alimentos podemos encontrarlo?

El inositol forma parte de varios alimentos, los cuales podemos usar si queremos una alternativa al suplemento:

  • Apio.
  • Plátano.
  • Nueces.
  • Hígado.
  • Espárrago.
  • Carne de ternera.
  • Lecitina de soja.
  • Cereales integrales.
  • Semillas de sésamo, girasol y lino.
  • Leche y derivados, como el queso, el yogur, etc.
  • Legumbres, como las lentejas y los guisantes.
  • Levadura nutricional o levadura de cerveza.