Conmemoramos el día del Orgullo LGBT como respuesta a la heteronorma

Hoy se conmemora el Día del Orgullo LGBT en Argentina y en varios países del mundo después de un hecho fatídico ocurrido en un bar llamado Stonwell de Nueva York.

Una tarde como cualquiera, la policía fue a reprimir al colectivo LGBT que era habitué de ese espacio. Lo diferente de esa tarde noche quienes estaban allí decidieron enfrentar a la policía.

Este hecho histórico también visibilizó la violencia policial que hostigaba a personas que habían decidido salirse de la heteronorma. Quien “tiró la primera piedra” (literalmente) fue la activista Marsha P. Johnson que será recordada para siempre como una de las primeras personas que se enfrentó a la policía aquella noche.

Desde aquellos días se manifiesta el Día del Orgullo para visibilizar las violencias y el poco acceso a oportunidades laborales, de educación y de salud para el colectivo LGBT. 

Fuente: (Venezuela Diversa Asociación Civil)  - La historia de Marsha P. Jhonson

Argentina orgullosa

Si bien la revuelta de Stonewall es la base fundamental para entender al orgullo como respuesta a la estigmatización, en nuestro país se conmemora esta misma causa desde 1992 cuando se realizó la primera marcha del orgullo en Buenos Aires.

Claro que dista mucho de lo que son las marchas ahora (multitudinarias y en un clima de fiesta). Por aquella época, todavía había mucho miedo a salir a las calles mostrándose tal cual cada une se autopercibe. Por eso en la primera marcha del Orgullo sólo hubo 200 personas y casi todas se taparon las caras con pañuelos por temor a ser reconocidos.

Quien no tenía ningún temor fue Carlos Jáuregui, militante por los derechos LGBT  nos dejó un legado de enseñanzas, pero sobre todo nos legó una frase de cabecera para conmemorar este día:

En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política.

Fuente: (TV Pública)  - Carlos Jaúregui hablando sobre los derechos del colectivo LGBT en televisión abierta

Qué es el pinkwashing 

En un mundo globalizado como el nuestro, marcado por la constante tendencia del capitalismo que lleva al mercantilismo, el Día del Orgullo se convierte en una estrategia de marketing conocida como pinkwashing o lavado rosa. En nuestra jerga popular sería traducido como “un lavado de cara”.

Las grandes empresas han desvalorizado este día de conmemoración y lucha para poner en sus logos los colores de la bandera LGBT o tal vez lanzar productos de edición limitada para el consumo rápido y eficaz.

Fuente: (Juan Naranjo) 

Es preciso entonces, saber reconocer que el Día del Orgullo no es simplemente “pintar” los logos de la marcas con los colores del arcoíris sino más bien asegurar y promover los derechos de la comunidad LGBT.

Un consejo fácil para reconocer si la empresa está incurriendo en el pinkwashing o lavado rosa es investigar si allí le dan trabajo a personas del colectivo LGBT y qué importancia se le da durante todo el año a la cuestión de igualdad de oportunidades para personas que no se autoperciben desde la heteronorma.