Sara Carbonero: la profunda reflexión en sus redes sociales

Desde que la periodista Sara Carbonero y el arquero Iker Casillas protagonizaron "El beso del Mundial", la vida privada de las figuras cambió rotundamente. Durante este año, decidieron ponerle punto final a su matrimonio al firmar el acuerdo del divorcio en abril de este año.

"El respeto, el afecto y la amistad permanecerán siempre. Nuestra prioridad es desde el cariño y el compromiso, es proteger a nuestros hijos para que crezcan en un entorno estable y saludable", fue el mensaje que expresó la expareja al sostener que su relación iba a permanecer pero con el foco puesto en la crianza de sus hijos. 

Luego de firmar el divorcio, fueron varias las especulaciones sobre la finalización del matrimonio en donde se hablaba de terceras en discordia y rumores que aseguraban que Casillas mantenía relaciones nuevas con mujeres semanas tras semanas. Tal fue la persecución por parte de la prensa que el exarquero del Real Madrid debió ponerle un freno a través de un comunicado:

El acoso mediático al que estamos siendo sometidos tanto mi familia como yo personalmente, nos está generando un daño irreparable.

Fuente: (Instagram)

Sin embargo, la pareja genera la atracción de miles de seguidores que desean que vuelvan a reconciliarse, un hecho que volvió a traerse a la mesa luego de que el programa "Viva la Vida", asegurara que los padres de Martin y Lucas "podrían estar tratando de resolver sus problemas". 

Las muestras de cariño levantan sospechas entre sus seguidores. Lo cierto es que tanto uno como otro comparten su día a día en las redes sociales. Sus perfiles han cambiado desde su separación.

Lo cierto es que aquellas palabras fueron de un experto analista en redes sociales dejando en evidencia una vez más, la atención que ponen los usuarios en la vida de las figuras españolas. Hace algunos días, la periodista escribió un posteo en sus redes que parecería ser una indirecta sobre su situación sentimental:

Que miren no significa que puedan verte . El alma de las personas solo se puede ver cuando, con la mirada sincera, estremeces la puerta del otro para que se abra y así te invite a pasar. Todo lo demás se reduce a espiar por una ventana común de vidrios sucios.