Nico Peralta se puso en manos de Mica Viciconte por un doloroso problema

En el vibrante mundo de "Ariel en su salsa," hay personajes que no solo cocinan platos deliciosos como Ariel Rodríguez Palacios, sino que también condimentan las vidas de quienes los rodean con su inconfundible carisma. Uno de estos personajes es el entrañable Nico Peralta, un hombre que se ha ganado un lugar especial en los corazones de los seguidores del programa con su desopilante sentido del humor.

Desde el primer día en que hizo su debut en "Ariel en su salsa," Nico Peralta se convirtió en un protagonista que no podría pasar desapercibido. Es digno de destacar que todos sus comentarios ingeniosos y su capacidad para convertir cualquier situación en una comedia digna de aplausos son los componentes que día a día dejan a la audiencia cautivada.

No hay duda de que el espíritu alegre del panelista y su carácter simpático le han granjeado una legión de seguidores fieles que siempre esperan su próxima ocurrencia en vivo.

Pero más allá de su humor chispeante, lo que hace que Nico Peralta sea aún más querido por sus comapñeros es el fuerte lazo de amistad que ofrece a otras personalidades de la farándula. En particular, ha forjado una relación inquebrantable con la estrella televisiva, Mica Viciconte, y con Luca Cubero, el hijo de Mica.

La amistad entre la deportista y su compañero es una historia que podría rivalizar con las mejores comedias románticas. La química entre ambos es innegable, y su confianza mutua ha llegado a niveles que pocos amigos alcanzan. De hecho, hay un episodio del día de hoy que reúne todas estas características.

Resulta que el periodista estaba padeciendo una astilla profundamente incrustada en su dedo desde hacía cierto tiempo. Una molestia que parecía no tener fin y que, sin duda, hubiera sacado de quicio a cualquiera. Fue entonces cuando Mica Viciconte, sin dudarlo ni un segundo, tomó el asunto en sus propias manos. Agarró una aguja y se dispuso a liberar a su amigo de esa astilla que lo tenía al borde de la desesperación.

Con una seriedad desafiante, Mica le advirtió a su colega: "Bancatela". Y es que, la astilla, habiéndose adaptado con firmeza a la piel, no se rendía fácilmente. Mientras Mica aplicaba la aguja con seguridad, Nico Peralta no pudo evitar soltar una hilarante observación al haber terminado por completo con su sufrimiento gracias a su compañera: "No lo puedo creer. Estoy desde ayer con esto".