Silvina Luna cerró sus ojos para siempre

En los últimos minutos se conoció que, lamentablemente, Silvina Luna no pudo superar el complicado cuadro clínico en el que se encontraba y falleció en la terapia intensiva del Hospital Italiano, luego de tres meses de internación.

La historia de dolor de Silvina Luna comenzó en 2010, cuando decidió que le hacía falta una cirugía estética para mejorar su figura. En ese momento acudió al consultorio de Aníbal Lotocki y fue el puntapié inicial para un camino plagado de sufrimiento que, en el marco judicial, llegó al juicio con una sentencia condenatoria para el médico, que aun no está firme.

De hecho, el médico le habría inyectado a la modelo dosis elevadas de metacrilato en su cuerpo, un producto que luego fue diseminándose por todo su organismo y acarreando las más severas consecuencias para su salud. Los daños derivaron en una falla renal y una hipercalcemia que la obligaron a someterse a sesiones de diálisis tres veces por semana.

De hecho, en algún momento, la artista contó que "esta máquina que tengo conectada hace el trabajo de los riñones". Pero aun tenías esperanzas de llegar al trasplante, gracias al órgano que su hermano le ofrecía con todo su corazón. Sin embargo, nunca pudo llegar a esta etapa, pues una bacteria la complicó aún más.

Es por ello que, durante semanas, fue asistida con respiración mecánica hasta que comenzó a responder al tratamiento. A tal punto que pudo dejar la sala de cuidados intensivos y pasar a una habitación de cuidados intermedios donde pudo recibir la visita de sus amigos más cercanos.

Sin embargo, cuando parecía que la crisis estaba superada, el jueves 10 su salud volvió a resquebrajarse y regresó a terapia "por un cuadro de encefalopatía multicausal". Sin embargo, se informó que estaba "respirando por sus propios medios". Finalmente, una falla multiorgánica fue la antesala del peor final.

Así fue que la ex Gran Hermano no logró sobreponerse a todas las consecuencias de la mala praxis y dejó de existir hace algunos minutos, provocando de inmediato la tristeza generalizada, no solo entre aquellos que la conocieron personalmente, sino entre todo el público que siguió muy de cerca todas las alternativas de su enfermedad.

De esta manera, se apagó la luz de Silvina Luna y sus ojos se cerraron para siempre. Perdió la última batalla ante un enemigo más feroz que sus fuerzas. ¡Descansa en paz, guerrera!